Historia
El 22 de enero de 1936, con la llegada de las madres Caritas y Gertrudis procedentes de Alemania, se marca la fecha memorable de la fundación del colegio Santa Ursula en Lima.
El 1 de abril del mismo año, iniciamos nuestras actividades en la casa de la Av. Arequipa 1110, con seis religiosas, una novicia y ochenta y cuatro niñas distribuidas entre Kindergarten y cuatro años de primaria.
En el año 1939, contábamos con trescientos cuarenta y nueve alumnas, dieciséis internas y veintitrés religiosas. La necesidad de un nuevo edificio se hacía cada vez más apremiante.
El 21 de octubre de 1939, en San Isidro, se coloca la primera piedra de lo que es nuestra sede actual, inaugurándose el 8 de junio de 1941 con la presencia del entonces presidente de la República Sr. Manuel Prado Ugarteche.
En 1943 se coloca la primera piedra de la nueva capilla del colegio, bajo el amparo de Nuestra Señora de la Paz cuya imagen, creación en mosaico del artista Adolfo Winternitz, se alza sobre el altar mayor.
En 1961 se inicia la construcción del nuevo auditorio, el cual se convierte muy pronto en un referente cultural para la ciudad de Lima.
Ampliamos el edificio de nuestro colegio, incorporándole nuevas construcciones que albergan laboratorios, salas de cómputo, salas de reuniones, aulas, bibliotecas y otros ambientes necesarios para un mejor desenvolvimiento de nuestra tarea educativa.
A partir de 1996, se amplía el nivel Inicial, incorporando alumnas de tres y de cuatro años, y se introducen importantes cambios metodológicos en nuestras aulas.
El siglo XXI presenta nuevos retos y el colegio se prepara para enfrentarlos. Es así como desde el año 2013 impartimos el Bachillerato Internacional, el cual nos da un nuevo impulso y nos permite incrementar la calidad de nuestra oferta educativa.
A lo largo de estos 86 años de vida, el colegio Santa Ursula ha sabido conjugar siempre la tradición legada por sus fundadoras y los avances técnico-pedagógicos de los nuevos tiempos.
El lema “SERVIAM” es la línea conductora que nos refiere a nuestro pasado y nos proyecta hacia el futuro, como un sello característico que nos distingue.